Santa Catalina de Azcona y San Pedro de Lezáun
Este trabajo versa sobre la iglesia -hoy ermita- de Santa Catalina de Alejandría, situada entre los pueblos de Azcona y Arizaleta (Valle de Yerri), y la portada de San Pedro de Lezáun, único resto conservado de la primitiva iglesia románica. Edificios que levantaron los artífices que se formaron durante la construcción del ábside y portada de San Miguel Arcángel de Estella. Aunque la fiesta de la Santa se celebra el 25 de noviembre, a la ermita se acude el 15 de mayo.
Conocida en los libros de arte como ermita de Santa Catalina de Azcona, es la iglesia del lugar de Ciriza, desaparecido en la Edad Media (su última cita en el Libro del Monedaje es de 1350, año en el que todos sus vecinos eran hidalgos), cuyo término se reparten en facería los pueblos de Azcona y Arizaleta, que no hace muchas décadas pleitearon por su posesión ante los tribunales.
Aislada en medio del campo, al ver la calidad de su construcción y decoración, el visitante se pregunta por las razones que motivaron el que en un lugarejo escasamente poblado del actual valle de Yerri se pudiera levantar un templo considerado como uno de los mejores y más interesantes del románico rural de Navarra.
Careciendo de noticias documentales de su primera época, la respuesta parece estar en la pedrera, o cantera [pudo dar nombre al pueblo de Azcona (aitz ona = piedra buena en euskera), y se utilizó en la construcción del monasterio de Irache, en las iglesias de Estella, en el Palacio de Olite, en el del Gobernador de Estella, y en muchos otros monumentos de Navarra] que desde los primeros tiempos del románico se explotó entre Ciriza y Azcona, y que parcial o totalmente compró en 1285 el monasterio de Irache.
Su relación o dependencia del monasterio pudo propiciar que los artífices que labraron los canes y capiteles del cenobio benedictino fueran los que esculpieron las piedras de Santa Catalina.
Eso explica que en ella se repitan los motivos iconográficos, formales y estilísticos que se ven en Irache y en San Miguel de Estella, por lo que esta humilde ermita forma parte del foco románico que desde la parroquia estellesa se irradió al citado monasterio, a través del cual llegó a San Pedro de Larrúa, el Palacio Real de Estella y las iglesias de Eguiarte y Lezáun, y cuya influencia se ve en San Prudencio de Armentia, en las cercanías de Vitoria, que hasta 1199 perteneció a Navarra.
Este foco estellés, considerado como el de mayor difusión y calidad escultórica de Navarra, y digno de ocupar un lugar destacado en el panorama de la plástica hispana coetánea, arranca en la década de 1170-1180, cuando se construye el ábside y la fachada septentrional de San Miguel de Estella, y está inspirado en la puerta occidental de Chartres (Francia), en la desaparecida portada exterior del pórtico septentrional de la iglesia del monasterio de Silos (Burgos), y, según algunos autores, recibe influencias de la catedral de Santiago de Compostela.
Con influencia cisterciense y construida hacia el año 1200, la de Santa Catalina es una iglesia de una sola nave, que se articula en tres tramos con sus correspondientes arcos fajones que apean en sencillas ménsulas pareadas, sobre los que discurre una bóveda de cañón apuntado.
En el solsticio de verano, la creencia popular dice que el sol aparece en el horizonte con la rueda de Santa Catalina a su lado. A las doce de la noche del 23 de junio, echando un huevo a un vaso de agua, unos decían que adoptaba la forma de un navío, otros, la rueda con la que intentaron martirizarla, y las muchachas creían ver castillos, ataúdes y el rostro de sus prometidos. ¿Representan, pues, estas pinturas, creencias populares sobre la Santa?
Completa el cuadro un can del exterior, que parece incorporado a la fábrica en época relativamente reciente, y que en cuanto a calidad nada tiene que ver con los trabajados canes del ábside.
En ella se hace patente la influencia cisterciense, y el haber seguido las pautas de los monasterios -y no de las iglesias rurales o urbanas-, que, destinados al uso de la comunidad monástica y cerrados al mundo exterior, carecen de escultura monumental en sus portadas (lo vemos, por ejemplo, en Iranzu, la fachada occidental de Irache, y Fitero).
Dos columnas que apoyan en basas con toro y escocias, y rematan en capiteles figurados, lo dividen en tres paños.
Lo culmina una serie de canecillos, de rica decoración, que por su temática, en su gran mayoría nos remiten a Irache o a Estella, y su técnica conecta con las tablas y marfiles hispanomusulmanes de la época, cuya influencia también vemos en las portadas de las iglesias de Santiago de Puente la Reina, San Román de Cirauqui y San Pedro de Larrúa de Estella.
El grifo es un animal fantásticos, mitad águila (garras, alas y cabeza) mitad león (cuerpo), conocido en Mesopotamia y Egipto desde el año 3300 a. de C. Una leyenda asegura que Alejandro Magno puso arneses a varios grifos, y los sujetó a una cesta con la que pudo volar hasta los cielos para contemplar todas las tierras que había conquistado.
Se decía que fieramente custodiaban los tesoros, y en la cristiandad medieval esa combinación de bestia terrenal y ave propició su utilización como símbolo de las cualidades humanas y divinas de Cristo (elpasiego.foroactivo.com)
Para Hesíodo, las arpías son hembras voladoras, veloces y de hermosos cabellos. Para Virgilio son aves con rostro de doncella, manos corvas y faz lívida de hambre. Ariosto se refiere a su lividez, su aspecto macilento, sus garras curvas, su hedor, y les añade una cola de serpiente. Para todos ellos son conductoras del alma y raptoras de los hombres (Pérez Suescun y Rodríguez López).
A veces, desprovistas de sus aspectos negativos, tienen una intención decorativa a través de series de arpías enlazadas por las colas y dispuestas simétricamente por las alas (Aragonés Estella).
Ambos capiteles están relacionados con otros de San Miguel de Estella, un modillón de Irache, y un capitel de Armentia.
Este combate, Uranga lo relacionó con una lucha entre caballeros que hay en San Zenón de Verona (puede verse en esta página, en el reportaje sobre Roldán y Ferragut). Martínez de Aguirre lo ve inspirado en uno de los capiteles de San Miguel de Estella, y Margarita Ruiz Maldonado, en su trabajo sobre el caballero románico, lo relaciona con representaciones que sobre la Paz y la Tregua de Dios hay en templos castellanos. En el CMN se dice que también podría estar relacionado con algún cantar de gesta.
Su composición, aunque notablemente más compleja, recuerda a un capitel exterior de la ventana central del ábside principal de San Miguel de Estella (AAA), en cuya iglesia, como se ha dicho, trabajaron quienes levantaron este templo.
Biurrun y Sotil cree que representa a uno de los escultores responsables de la ermita, mientras que para Margarita Ruiz Maldonado, y también para Gerardo Boto Varela, representa a Sansón ciego sometido al tormento de hacer girar una rueda de molino.
En apoyo del primero está la circunstancia de que muchos de los modillones de Azcona son imitaciones de los de Irache, y también éste podría representar a su equivalente, el escultor de Azcona, con el añadido de una inscripción susceptible de interpretarse como una firma. En su contra está el raro ademán de la mano derecha, y el hecho de que el objeto que porta en la izquierda, parece, efectivamente, una esfera y no resulta posible identificarlo con ninguna herramienta de escultor.
A favor de la segunda hipótesis está el hecho de que efectivamente el ademán de la diestra y el objeto que lleva en la izquierda concuerdan bien con esa interpretación. En su contra, el que la representación de Sansón supone la introducción de un elemento completamente ajeno a la iconografía del resto de los modillones, que resulta inexplicable dentro del contexto, además de que no se entiende por qué sería la única figura identificada por inscripción.
La solución de este problema radicaría en una correcta lectura de la inscripción, pero, a pesar de haber ido personalmente al lugar, provista de prismáticos, no he podido obtener una lectura clara (EFL).
Conocido este trabajo en Internet, Baruk me remite a http://saludyromanico.blogspot.com/2011/11/santa-catalina-de-ciriza-azcona_14.html, donde ofrece una lectura (Araia) a tener muy en cuenta, y muestra la analogía entre esta escritura y la de las Tres Marías de la portada de San Miguel de Estella.
Santa Catalina nació el año 290 en Alejandría (Egipto). Dotada de una gran inteligencia, destacó por su cultura, equiparable a la de los grandes filósofos de la época. Se le apareció Cristo mientras dormía, y decidió consagrar a él su vida, considerándose su "prometida". Cuando el Emperador Maximiano acudió a la ciudad para presidir una gran fiesta pagana, Catalina intentó su conversión. El Emperador la sometió a la prueba de un debate filosófico con cincuenta sabios, a los que ganó y convirtió. Enfurecido, Maximiano le ordenó que se casara con uno de ellos, a lo que Catalina se negó. Entonces, ejecutó a los sabios y mandó que la torturaran con una máquina cuyas ruedas estaban cubiertas por pinchos. Las ruedas se rompieron al tocar el cuerpo de Catalina, y el Emperador ordenó que fuera decapitada.
Antiguamente se la adornaba con una cofia que las solteras mayores de veinticinco años cambiaban cada año, recitando "Santa Catalina, ayúdame. No me dejes morir soltera. Un marido, Santa Catalina, un buen marido, Santa Catalina, antes de que sea tarde". En algunas regiones europeas, aún hay jóvenes que el día de su fiesta se colocan un abigarrado sombrero multicolor.
Es patrona de barberos, carreteros, cordeleros, traperos, estudiantes, hilanderas, molineros, notarios, nodrizas, oradores, filósofos, fontaneros, alfareros, predicadores, afiladores, sastres, teólogos, torneros y solteras.
Su existencia histórica ha llegado a ser puesta en duda por la Iglesia Católica, y según algunos historiadores fue inventada como contrapunto a la gran filósofa pagana Hipatia de Alejandría, sobre la que el pasado año vimos la película Ágora, de Amenábar
Santa Elena mandó construir una capilla en el lugar donde ardió la zarza, y el Emperador Justiniano ordenó la construcción del monasterio (entre los años 527 y 565). Es, por tanto, uno de los más antiguos que siguen habitados.
Según tradición, guarda un documento en el que Mahoma, personalmente, dio su protección al cenobio por haberle concedió refugio de sus enemigos. Gracias a él, y a que se construyó una mezquita (nunca se usó porque no está orientada hacia La Meca) entre sus muros, siguió con culto durante la dominación musulmana.
Ha experimentado pocos cambios desde su construcción, y entre sus muros guarda la segunda colección más extensa de códices y manuscritos del mundo, así como mosaicos, iconos (entre ellos, alguno de los más antiguos que se conocen), pinturas y ornamentos.
Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, una leyenda narra que los monjes del monasterio descubrieron en una gruta el cuerpo intacto de una joven a la que reconocieron como Catalina de Alejandría, cuyo cuerpo había sido trasladado por los Ángeles.
Las Cruzadas difundieron su leyenda por Occidente, dando paso a una gran devoción, que representa a la Santa con una aureola tricolor: blanca por su virginidad, verde por su sabiduría, y roja por su martirio. (información tomada en gran parte de Wikipedia). En Tierra Estella son numerosas las iglesias que la representan en sus retablos.
Consta de tres arquivoltas lisas en platabanda que descansan en una sencilla moldura. A las columnas les faltan las basas, que deben estar bajo el suelo de madera.
La primera noticia documental que se tiene del pueblo data de 1209, cuando Miguel de Yániz donó a Irache las heredades y collazos que en él tenía. Es probable que la iglesia románica fuera levantada en esa fecha, y que su relación con Irache (en Zumbelz, junto a Lezáun, el monasterio tenía una granja a la que llevaba sus ganados trashumantes) justifique su influencia de San Miguel de Estella.
El orden de los capiteles está invertido, por lo que es probable que la portada fuera desmontada y vuelta a montar.
En conjunto, los capiteles son de buena calidad, y parecen de la misma mano que ejecutó los de las cercanas iglesias de Santa María de Eguiarte (será objeto de otro trabajo) y Santa Catalina de Azcona, derivadas, todas ellas, de la portada de San Miguel de Estella.
Para saber más:
-Gran Enciclopedia de Navarra (GEN), voz Azcona
-Catálogo Monumental de Navarra (CMN)
Y, fundamentalmente:
-El Arte Románico en Navarra, de Esperanza Fernández-Ladreda (EFL), Javier Martínez de Aguirre y Carlos J. Martínez Álava.
-Enciclopedia del Románico. Tomo dedicado a Navarra. Artículos de Alberto Aceldegui Apesteguía (AAA).
noviembre de 2010