Cualquier duda sobre la existencia de los Reyes Magos carece de importancia ante la ilusión que en niños, no tan niños, padres y abuelos crea la llegada de la cabalgata de los Reyes Magos en el anochecer del día 5 de enero.
Atardecer lleno de nervios y expectación, y noche de pesadilla, vela y ensueño para unos niños que esperan la llegada a su casa de unos Magos que, después de degustar los dulces y licores que han puesto junto al zapato, dejarán los esperados juguetes y algún trozo de carbón para los que no se han portado todo lo bien que debieran.
Quizá la fiesta ha perdido parte del misterio que tenía hace cuarenta y más años, cuando sólo recibíamos juguetes en esta noche mágica, y nos pasábamos la Navidad aplastando la nariz contra el escaparate de las jugueterías, y, llegado el día, armábamos un gran estruendo entrechocando las tapaderas o cuberteras de las cazuelas y pucheros para llamar la atención de sus "majestades", y descubrir a la mañana siguiente una culebrilla de mazapán y un caballo de cartón, un camión de madera, una muñeca que debía esperar al año siguiente para recibir su complemento en forma de capazo o cuna, un juego de cocinilla, o una pelota, cuidando muy bien que a cada uno le llegara el regalo adecuado a su sexo. ¿Pero quién sabe si nuestra ilusión era mayor o menor que la de los niños de ahora cuando cada uno sólo puede valorar la suya y apenas recuerda lo que sintió en la infancia?
Pero evitemos caer en una melancólica añoranza y, acompañados de fotografías tomadas en Estella durante la Cabalgata de los Reyes Magos de Oriente, acerquémonos a la historia, origen y significado de esta fiesta tan especial sobre la que existen muchas dudas y controversias, para recordar, finalmente, cómo se vivía a principios del XX esa fiesta en nuestra ciudad.
Comenzando por los evangelistas, San Marcos y San Lucas los ignoran, y San Juan, aunque no habla de los Magos de Oriente, a través de San Ireneo se deduce que conocía su existencia.
Sólo San Mateo recoge en su Evangelio que "sabios de Oriente" fueron a adorar a Jesús. Nada nos cuenta sobre su número, pero algunos Padres de la Iglesia, influenciados por los regalos, dedujeron que eran tres los Magos.
No hay unanimidad en este punto: la tradición ortodoxa habla de doce obsequios, y, en consecuencia, eleva a la docena el número de los Magos, mientras que en el arte cristiano primitivo su número oscila entre dos y ocho.
Su nombre también es incierto: la iglesia latina los llama Melchor, Gaspar y Baltasar; la iglesia siria les da el nombre de Larvandad, Hormisdas y Gushnasaph; la armenia: Kaqba, Badadilma..., hasta completar doce nombres diferentes; los griegos: Appellicon, Amerín y Damascón; y los hebreos: Magalath, Galgalath y Serakin.
Es a partir del siglo VI cuando los Magos de Oriente aparecen por primera vez como Reyes, y desde el siglo X se popularizó el representarlos de forma parecida a la actual: lujosamente vestidos, coronados de oro y joyas, y montados en animales.
Parece ser que esta "real" categoría está tomada del Salmo 71, 10 ("Los reyes de Tarsis y de las islas le ofrecerán presentes; los reyes de Arabia y de Saba le traerán sus regalos: y todos los reyes de la tierra le adorarán"), pero nada hace suponer que fueran Reyes. A lo sumo, según la mayoría de los autores, serían embajadores.
Lo de "magos" (latín, magus; griego, magoi) se acerca más a la realidad, pues, según Herodoto, los griegos daban el nombre de "magoi" a una casta sagrada de los Medos, a cuya estirpe pertenecían los sacerdotes persas que practicaban la religión de Zoroastro y se dedicaban al estudio de la astronomía y de la astrología.
Sometidos por Ciro y Darío, estos sacerdotes recuperaron su influencia con el domino parto, tiempo en el que nació Jesús.
Parece que ese es también el significado que ambos Testamentos dan a la palabra "mago", y el que los Santos Padres han venido dando a las palabras de San Mateo.
¿De dónde eran estos personajes? Unos dicen que procedían de Arabia (parece totalmente descartado), otros de Babilonia, y los más, de Persia.
Los que apuestan por Babilonia nos hablan de la gran tradición astronómica y astrológica que existía en esa sociedad, cuya ciencia dominaban, y distante unos 900 kilómetros de Palestina.
A su favor también cuenta la importante e influyente colonia judía que allí existía desde los tiempos en que Nabucodonosor II (reinó entre 625-538 a. de C.) conquistó Jerusalén y deportó a numerosos judíos, por lo que la sociedad babilónica estaba muy al tanto de las profecías, tradiciones y expectativas del pueblo judío, y algunos autores especulan con la posibilidad de que los Magos fueran representantes de la comunidad judía en la diáspora.
Quienes lo hacen por Persia, aún reconociendo la poca afición de la sociedad persa por las estrellas, y la gran distancia que la separa de Palestina (unos 2.000 kilómetros), apuntan los siguientes hechos, que consideran decisivos:
-cuando Marco Polo pasó por el pueblo persa de Saveh, sus habitantes le aseguraron que los Reyes Magos habían partido de allí. Afirmación que comparten numerosos pueblos de Persia.
-persas son las primeras representaciones de los Magos.
-la religión de ese pueblo tenía una importante tradición mesiánica, y sus sacerdotes eran conocidos con el nombre de "magos".
-cuando el ejército persa invadió el norte de Italia (siglo VII), la Iglesia de la Natividad de Ravenna se salvó del saqueo porque los invasores reconocieron las imágenes de los Magos como símbolos persas.
-finalmente, señalan que estando enfrentados los pueblos romano y persa, cualquier cuña que se metiera en las sociedades sometidas a Roma redundaba en beneficio de Persia.
No parece que el monje benedictino Beda el Venerable participara de las opiniones anteriores al describirlos así:
-"Melchor, anciano de blancos cabellos y larga barba del mismo color;
-"Gaspar, más joven y rubio;
-"Baltasar, negro",
y considerarlos representantes de las tres partes del mundo entonces conocido: Europa, Asia y África, que a su vez representaban a las tres etnias (blanco, amarillo y negro) en que se agruparon las tres familias descendientes de Noé.
Desde entonces, todos vemos a Melchor como un anciano de barbas blancas que ofrece el oro, imagen de la luz solar y de la inteligencia divina, y metal perfecto que representa su naturaleza real; a Gaspar, como una persona de mediana edad, de piel y barba morena, que entrega el incienso, símbolo de la oración y las plegarias que se elevan al cielo, el cual representa la naturaleza divina; y al joven Baltasar, portador de la mirra: sustancia amarga, aromática y con forma de lágrimas, que es el símbolo del sacrificio y la muerte, se utiliza para embalsamar cadáveres, y representa el futuro sufrimiento y muerte del niño que entonces adoraban.
La tradición que ha llegado a nosotros es la de ver que los Magos se postran ante un niño de pocos días que está en el pesebre. Pero ningún autor participa de esa creencia. Todos opinan que el niño Jesús, en el momento de la Adoración de los Magos, tendría cerca de los dos años.
Así figura en la mayoría de las primeras representaciones que se conocen de ese hecho, en las cuales Jesús figura como un niño bastante crecidito que descansa sobre la rodilla de su madre.
Tengamos también en cuenta, que elijamos uno u otro país como punto de partida de los Magos, su viaje a Palestina a lomos de camello duraría entre seis y doce meses, a los que hay que añadir el tiempo necesario para preparar la marcha.
Tras la Adoración, también hay controversia sobre el destino que llevaron los Magos. San Mateo nos dice que, tras ser avisados por un ángel durante el sueño, "volvieron a su país por otro camino", burlando así a Herodes.
La tradición señala que, vueltos a su país, se dedicaron a la propagación de la fe, siendo bautizados por Santo Tomás. Y otros autores afirman que fueron consagrados obispos y padecieron martirio.
Santa Elena, tan hábil en sus "excavaciones arqueológicas", halló sus restos en Persia, de donde los llevó a Constantinopla. En el siglo V pasaron a Milán, y desde 1163 se conservan en un precioso relicario bizantino que se guarda en la catedral de Colonia.
San Mateo es, también, el único evangelista que menciona la existencia de la estrella, pero no la única persona que lo hace: el Protoevangelio de Santiago, que junto con otros textos forma parte de los llamados "Evangelios Apócrifos", nos dice que los Magos contestaron a la pregunta de Herodes afirmando que "Vimos como una estrella indescriptiblemente grande apareció de entre las estrella y las deslumbró...".
También se hace referencia a ella en una carta contemporánea al Evangelio de San Mateo, escrita por un tal Ignacio: "Su luz fue indecible y su novedad causó asombro".
Mucho se ha especulado sobre la existencia de la estrella de Belén, y sobre el hecho insólito de que guiara a los Magos para desaparecer y volver a aparecer al final del recorrido.
Para muchos, es un mito similar a los que asocian el nacimiento de los reyes a la aparición de fenómenos celestiales; para otros, es un milagro, pues ninguna estrella o fenómeno astronómico se comporta de esa manera; pero la mayoría de los autores, apoyándose en la evidencia de que la mayor parte de los hechos que relata la Biblia sucedieron, cree que se trata de un fenómeno astronómico, y, se preguntan: ¿era un cometa (el año 5 a. de C. los chinos observaron uno que se mantuvo visible durante 70 días)?, ¿una nova (muchos autores creen que el fenómeno que vieron los chinos fue una nova y no un cometa)?, ¿el planeta Venus que tan brillante aparece en el crepúsculo?, ¿la conjunción de varios planetas?
En ello estaría pensando Johannes Kepler, astrónomo y matemático de la corte del emperador de Habsburgo, cuando al observar con un telescopio el 17 de diciembre de 1603 el acercamiento de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis, se preguntó si la estrella de Belén podía deberse a ese mismo fenómeno.
El astrónomo buscó la confirmación científica de esa hipótesis, y sus cálculos le llevaron a la conclusión que en el año 7 antes de Cristo se había producido una conjunción parecida (Ante la aparente contradicción de fechas, hay que tener en cuenta que hay unanimidad en fechar el nacimiento de Cristo en la primavera de entre el año 5 y 7 anterior a nuestra era, de lo cual ya habrá ocasión de hablar en otro momento).
La hipótesis de Kepler la corroboró Schanabel en 1925, cuando descifró una tablilla babilónica de escritura cuneiforme con anotaciones astronómicas y astrológicas.
Según esa tablilla de arcilla, que se conserva en el museo de Berlín, la conjunción entre Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis se produjo en el año 7 a. C. en tres ocasiones entre los meses de mayo y diciembre.
Esa conjunción tomó la apariencia de un gran astro, cuya intensa luz, en el crepúsculo, pudo dar la impresión de que avanzaba delante de los Magos indicándoles el camino.
No era la primera vez que se suscitaba esa posibilidad: cien años antes, el rabino Isaac Abravanel (1437-1508) dejó escrito que los astrólogos hebreos habían vaticinado que el Mesías aparecería durante una conjunción de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis.
Y como señala el profesor de la Pontificia Universidad Gregoriana, G. Magnani, en su libro "Gesú, costruttore e maestro", "...en la antigua astrología, Júpiter era considerado como la estrella del Príncipe del mundo y la constelación de Piscis como el signo del final de los tiempos. El planea Saturno era considerado en Oriente como la estrella de Palestina. Cuando Júpiter se encuentra con Saturno en la constelación de Piscis, significa que el Señor del final de los tiempos se aparecerá este año en Palestina...".
Quizá por eso, casi desde el comienzo del cristianismo se ha preguntado la gente sobre qué podría ser esa estrella tan extraordinaria y de misión tan especial, con la que para muchos se cumplía la profecía de Balaam: «Una estrella brillará sobre Jacob y un cetro brotará de Israel».
Volviendo la vista a nuestra tierra, la primera cabalgata de Pamplona se celebró en 1923, organizada por Ignacio Baleztena, diputado foral, investigador, folklorista, escritor, y autor de muchas de las canciones y ritos que forman el núcleo de los Sanfermines y otras costumbres navarras.
El hecho de que este singular personaje fuera uno de los dirigentes del carlismo navarro, ha llevado a algunas personas a especular con la posibilidad de que la Cabalgata de Estella tuviera su origen en el Circulo Carlista, Casino Carlista, Circulo Jaimista, o Sociedad Tradicionalista, nombres que responden a las muchas etapas por las que pasó esa influyente sociedad estellesa.
Es posible que el componente carlista de Estella estuviera interesado y motivado para organizar una fiesta en la que indirectamente se realzaba la realeza, pero, en lo que alcanzan mis pesquisas, parece que las primeras Cabalgatas fueron organizadas por el "Oratorio Festivo María Auxiliadora", conocido también como "La Ciudad de los Muchachos de Estella", creado en 1911 por iniciativa de varios prohombres de Estella, y activo durante más de 50 años, el cual seguía los pasos del primer "oratorio" abierto en Turín por San Juan Bosco.
Cuando las actividades del Oratorio fueron decayendo, y excepto un corto periodo que durante los años 40 la organizó la FET local, durante años la Cabalgata de Reyes subsistió por iniciativa de Aniano Vergara, sastre estellés de adscripción carlista, en cuya casa guardaba los ropajes y demás elementos, y contaba para la ocasión con la ayuda desinteresada de Roque el peluquero, José Llauró, Michel, Plaza, Usua y otras personas.
La Cabalgata salía del cuartel militar, que dejaba los caballos, y los carruajes previos a la motorización eran de Casimiro Hermoso de Mendoza, de cuyos hijos fueron los caballos cuando desaparecieron las cuadras del cuartel. Hoy es la Hípica Alto de Muru quién cede los caballos, y los trajes actuales fueron confeccionados por las hermanas Aurora e Isabel Garrués, tomando como modelo los ropajes de los reyes de Pamplona.
En 1958 se creó la Sociedad Recreativa y Benéfica Peñaguda -decana de las estellesas-, y desde entonces son los miembros de ésta sociedad quienes organizan la Cabalgata.
En 1931-nos cuenta "La Merindad Estellesa"- "...aparecieron en las cercanías del portal de Recoletas los tres Soberanos (...) Los rostros bondadosos y simpáticos ponían a las claras el gozo que sentían sus corazones al ser requeridos por una institución tan benemérita como son los Oratorios Festivos (...) Batidores a caballo hicieron resonar las trompetas; escuderos y criados encendieron las antorchas y las bengalas; la banda militar rompió en suaves armonías, y rodeados de millares de niños, de niñas y de personas mayores, los tres Soberanos vestidos con trajes magníficos, llevando sobre sus hombros mantos regios primorosamente confeccionados y sobre sus cabezas las coronas áureas, descendían por el paseo de la Inmaculada (...) Al entrar en la plaza de los Fueros (...), los cohetes y bombas atronan los espacios; las bandas tocan la marcha real, y entre luces misteriosas , vítores y aclamaciones, Melchor, Gaspar y Baltasar avanzan majestuosos y descienden de sus caballos y se acercan a las autoridades y las saludan en nombre de Dios: -la paz sea con vosotros-. Y el digno alcalde, en nombre de todos, besa reverente sus manos y les da la bienvenida..."
"Escenas de esta clase son inenarrables. Aquello fue colosal, sorprendente, magnífico, apoteósico. Nada digamos de su visita al Santo Hospital y a la Santa Casa de Misericordia. Los consejos santos que los Santos Reyes daban a los enfermos y asilados, los regalos que repartieron y que dejaron embelesados a los pequeñuelos, hicieron derramar lágrimas de muchos ojos...".
"Después, y en el silencio de la noche, se realizaron los sueños de los niños (...) ¡Qué de juguetes, de prendas de vestir, de dulces y de golosinas! (...) ¡Que se repita esta fiesta tan simpática, tan encantadora, tan caritativa todos los años!, este es el grito, la petición unánime de todos los buenos estelleses".
"Los Reyes Magos (...) repartieron 250 jerséis, 200 pares de medias y calcetines, 135 pares de zapatos, 80 bufandas, 90 tirantes, 40 boinas, 100 prendas interiores, 880 juguetes y 500 bolsas de caramelos (...) Los niños que solicitaron regalos por medio de cartas, fueron en total 880...".
"Las juntas de los Oratorios Festivos y de antiguos alumnos de los mismos dan las gracias más expresivas a todas las autoridades, prensa, Sociedades y pueblo en general, pues todos sin excepción han contribuido, en diferentes formas, a la feliz realización de la fiesta".
Es verdad que los Reyes fueron generosos ese año, entregando regalos a todos los niños que los habían solicitado, pero ¿fue la de 1931 la primera Cabalgata? Así parece deducirse de la crónica, pero no puedo asegurarlo, al tener cerrado el acceso al Archivo Municipal para poder investigar estos y otros detalles.
En 1919 se publicó en el mismo semanario un "Sueño infantil", en el que "...Pepito, niño de cinco años, alegre y vivaracho", la víspera de Reyes "...va a la cama cansado de recorrer las casas de sus tías y madrina, con los zapatos debajo del brazo y los platillos en las manos para poder al día siguiente recogerlos llenos de juguetes...".
No da más detalles de interés, y el "Sueño infantil" está estructurado en forma de cuento, por lo que creo que la costumbre de los zapatos y las chundas ya estaba vigente -limitado a la esfera familiar-, pero aún no se celebraba la Cabalgata en Estella.
Por aquellos años de penuria, la mayoría de los niños sólo encontraban en sus zapatos alguna ropa invernal y unos pocos dulces.
Pero los Reyes Magos también se han aprovechado para expresar la crítica local y política. En 1935, "La Merindad Estellesa" publica una colaboración con el título "Lo que los reyes van a dejar a nuestro concejales", y firmada por K. M. López X., que dice:
"Todos los años de nuestra vida periodística, nos hemos tropezado, estos días, con espléndidos pares de zapatos colgados en el balcón de la Casa Municipal y en los de cada uno de los domicilios de nuestros regidores. Los Reyes Magos han venido siempre cargados de juguetes y sobradas las alforjas de sus camellos de nombramientos y enchufes Los representantes de la voluntad popular y democráticamente elegidos son los predilectos de los Reyes Magos.
Pero hoy en el balcón del Ayuntamiento sólo hemos visto unos grandísimos zapatos de charol con 300 reflejos cada uno. Dentro había una carta para Oriente que decía: Yo quiero ser Alcalde por encima de todo y por obra y gracia de S. M. Si su representante en este Reino de Occidente no me nombra Alcalde, haga Vuestra Majestad que el pueblo me elija Diputado Gestor. Que Dios guarde su vida para bien de sus súbditos, Salud." (No hemos encontrado la firma).
No desmayamos en nuestro propósito de contemplar los regalos de los Reyes a nuestros concejales y, atraídos por un olorcillo especial -residuos de Camello de Oriente-, llegamos hasta la plaza de San Martín y allí en la alhóndiga encontramos un montón colosal de juguetes y nombramientos que mañana llevarán los pajes a los balcones de los munícipes, Cada paquete tiene una etiqueta que dice así:
A don Victoriano Bayona (cerero y pastelero), percatados de su valía para el desempeño del cargo y su afición a la dulce locomoción, le regalamos la vara de Salazar Alonso, un velocípedo de chocolate y una vela.
A don Carmelo Gómez de Segura (comerciante de tejidos y de militancia carlista, con el alzamiento militar ocupó la alcaldía), un enchufe en la Corte de nuestro regio amigo Alfonso Carlos para mandar mucho, y la solución al problema del paro obrero en Estella.
A don Gonzalo Aristizábal (afamado sastre) los uniformes para todos empleados del ferrocarril de Marcilla, el traje del pregonero municipal, boinas rojas para los ministros y un treníco de caramelos. Si se aprendió el disco de La Marsellesa, puede elegir este año entre la Marcha de las Cortes de Cádiz, el Gernikako, el Himno de Riego y las Corsarias.
A Aguirre eta Lukin eta bueno (nacionalista. En los años finales de la República era alcalde de la ciudad, y al llegar el pronunciamiento militar fue fusilado), gracias a Jaungoikoa´tar Fortunato, un ayuntamiento de juguete para su uso particular y -pa siempre- y un -rekursoa- para volver en directa.
A don Juan Miranda unos guantes blancos para llevar la Promesa en la procesión del Corazón de Jesús, un devocionario y una estampica.
A don Pascual Salanueva, una cahsuelita de angulas al pil-pil con clarete de la Ribera del Jordán, un sonajero y un -protocolo- para él solo.
A don Julián Ruiz de Larramendi, como vocal del Sindicato de iniciativas y Turismo, dietas para un viaje de estudio a la Playa de Niza con objeto de tomar apuntes de los últimos modelos de -maillot- y proyectar la construcción de un tostadero en -la pezuña- para atracción de forasteros.
Se indignaron tanto al no encontrar los zapatos de Ugarte (tenía una tabla de cabritos en la Plaza de Abastos), Ruiz de Alda (industrial de curtidos; su hermano Julio fue fundador de Falange), y Urra, que firmaron uno R. O. prohibiendo durante un año el consumo de cabritos, pan y vino en sus Reinos.
Había en la alhóndiga un montón de tacos muy gordos sin etiqueta.
A los ex-concejales Múgica, Díaz y Ochoa (abogado monárquico, y referente local del liberalismo) les regalaron unas Elecciones Municipales por la primavera. Había, también, un Método de Caligrafía Inglesa destinado sin duda a algún funcionario.
Los Reyes Magos han estado espléndidos con nuestros concejales, ya pueden los aspirantes al cargo escribir a Oriente para el año que viene.
Salimos de la alhóndiga muy bien impresionados y con el propósito de darnos una vuelta esta noche por el domicilio de los munícipes para ver en sus balcones los regalos de los Reyes. Al llegar al Ayuntamiento vemos salir en fila a todos los concejales tocando grandiosas cuberteras.
¿Por qué no sacan la Banda Municipal y los Gigantes y Cabezudos?
Dieciséis años antes "La Merindad Estellesa" tiraba con munición más suave. Así, en su número de 4 de enero de 1919, Diógenes escribía lo siguiente:
"Los Reyes Magos, siempre magnánimos con Estella, tiene proyectados los siguientes regalos: Para nuestro Ayuntamiento, unos contadores (por aquellos años gestionaba su compra para regular el consumo de agua); Para la Teatral, unas bambalinas (un mes antes había levantado sus telones); Para el Casino Español, una instalación completa de calefacción; Para el Círculo Carlista, un busto de don Jaime; Para el Casino Dinástico, otro de don Alfonso; Para el Círculo Católico de Obreros, un tomo de las -Enciclopedias Novarum Rerum-; Para el Centro Navarro, un retoño del árbol de Guernica (algún día hablaré de la polémica surgida con la plantación de un retoño de ése árbol); Para el Círculo La Unión, una corona con cintas; Para la Sociedad en ciernes, un ejemplar de -cabrita que tira al monte...-; Para los mayores contribuyentes, una hucha; Para los empleados municipales, una cesta donde guarden el aumento de sueldo líquido; Para la Plaza de Toros, unos puntales (hacía año y medio que se había inaugurado); Para La Merindad Estellesa, muchos anunciantes."
Regresando a la actualidad, el pasado año los "niños" del barrio de Rocamador hicieron pública la siguiente petición a los Reyes Magos:
"Este año, como todos los anteriores, hemos sido muy buenos vecinos y como vosotros sois magos, queremos pediros muchas cosas bonitas para nuestro barrio. Como cada vez somos más niños en nuestro barrio, necesitamos más columpios, porque en los únicos que tenemos, siempre están montados Carlitos y Josetxo.
Entonces, tenemos que irnos a jugar a los jardines, pero nuestras mamás nos riñen porque siempre pisamos las "cacas" de los perros. Así que nos tenemos que quedar toda la tarde de pie, ¡qué rollo!, ya que si nos sentamos en los bancos nos enganchamos con las astillas los pantalones.
Lo que está guay es que podemos jugar arrancando los carteles de propaganda de las paredes y las vallas, pero las vecinas nos echan la bronca porque tiramos al suelo, pero ¿dónde los vamos a tirar? ¡Si no hay papeleras! Hay veces que nos divertimos jugando entre los camiones aparcados, pero nuestras madres dicen que tienen materias peligrosas, y que no nos acerquemos.
Este año, estamos muy contentos porque ya podemos ir al cine en bus, lo que pasa es que nunca tiene sitio para parar. ¡Nosotros ya hemos visto en Estella carteles y unas líneas pintadas en el suelo para que pare, pero en nuestro barrio no hay! De todas formas, igual tenéis que hablar de estas cosas con el Ayuntamiento...
Un beso muy grande de los niños de la Asociación de Vecinos de Rocamador".
No he podido obtener más información sobre esta fiesta, pero comparando su devenir a lo largo de estos setenta años, hay veces que da la sensación que los tiempos sólo cambian en apariencia.
Nota 1: En 1931, las emakumes del Centro Vasco de Estella montaron un Árbol de Navidad (entonces no se conocía el Olentzero y, probablemente, ése fue el primer Árbol de Navidad que se colocó en Estella), entregando regalos a los afiliados al PNV y a STV (Solidaridad de Trabajadores Vascos).
Nota 2: Este año en la Cabalgata ha habido algunas ausencias: los bomberos no pudieron acudir, por hallarse de retén en la fábrica que se incendió el mismo día 5, y el tren chu-chú no salió en Reyes y en el Olentzero porque el jefe de la Policía Municipal lo prohibió.
Nota 3: La noche de Reyes siempre ha tenido en Estella un carácter muy especial. Contrariamente a la costumbre de otros pueblos de celebrar la llegada del Año Nuevo con una cena-cotillón en los restaurantes, y salir disfrazados a la juerga, la Noche Vieja en Estella tiene un carácter familiar, de cena en la intimidad del hogar, del que sale poco más que la juventud, ya avanzada la noche, a continuar la fiesta en los bares.
Pero la víspera de Reyes las casas se vacían, y la mayoría de las familias celebra la llegada de los Magos de Oriente cenando en los restaurantes y sociedades gastronómicas. Desde meses antes de la llegada de la fiesta suelen estar sus plazas reservadas, y los estelleses llenamos las más de 1.500 plazas de los restaurantes de la ciudad y de sus alrededores, a lo que hay que añadir las cenas que se celebran en las numerosas sociedades que jalonan nuestras calles.
Es una fiesta especial, de onda tradición en Estella, cuyo origen se pierde en los albores del siglo XX. No conozco cómo comenzó la costumbre, pero sospecho que algo tuvo que ver la fiesta -con cena, baile y confites- que esa noche se celebraba en el Nuevo Casino Español, lugar de encuentro de la burguesía estellesa, a la que acudían las damas con sus mejores vestidos y joyas.
En los años 50 esta celebración tuvo una réplica popular en la cena que comenzó a organizar el Club Montañero de Estella, y rápidamente la costumbre se generalizó.
Ha sido una celebración que siempre ha llamado la atención a la sociedad pamplonesa y navarra, hasta el punto de que en Tudela y otros lugares la están imitando. Es un ejemplo más, de que Estella es una ciudad de la que han salido muchas de las costumbres que hoy pasan por "navarras" y "pamplonesas".
Enero 2006
