La reciente colocación del escudo de la ciudad sobre el pavimento de la plaza de la Coronación ha suscitado polémica. Como más adelante se verá, la reproducción es una gran chapuza, pero la mayoría de los vecinos y la prensa se han fijado en aspectos anecdóticos como si los extremos de los rayos de la estrella son romos o puntiagudos.
Este hecho, en mi opinión, muestra un desconocimiento sobre todo lo relacionado con el mismo, por lo que voy a hacer un repaso sobre su significado, uso, difusión, y la forma en que se ha representado a lo largo de la historia.
Todas las fotografías, salvo que señale lo contrario, están relacionadas con nuestro querido "pocico". Y aunque no todas las estrellas que reproduzco tienen valor "emblemático", las incluyo como muestra de la difusión que esa figura ha tenido entre nuestras gentes y en nuestros monumentos.
Anverso y reverso de uno de los sellos céreos utilizados por la ciudad. En la parte inferior se reproduce y describe un sello similar. Estos sellos bifaces de gran tamaño (hasta los 85 mm.) fueron los primeros en usarse, datan de principios del siglo XIII, y sujetos de un fino cordel colgaban de los pergaminos. Aunque todavía se utilizaban a finales del XIV, a mediados del XIII evolucionaron hacia tamaños más pequeños (entre 35 y 50 mm.) y de una sola cara. Cuando el pergamino fue arrinconado por el papel, fueron sustituidos por otros más finos que quedaban adheridos a la superficie del documento. Reciben el nombre de "sellos de placa", y son similares a los que hoy utilizan los notarios.
Los ejemplares conservados corresponden, en su mayoría, a las relaciones con la administración real y a la formación de hermandades, por lo que se concentran en periodos en que el (los) municipio tuvo una actividad destacada en la política del reino.
Hasta mediados del XIII el sello representaba la existencia de un derecho público local con jurisdicción propia, y era signo de poder y autoridad. De alguna manera, podía equipararse a los sellos del rey, de los obispos y de los señores jurisdiccionales, y comparte con el pendón la simbología de una existencia autónoma diferenciada. Hasta mediados del XIV, su posesión fue considerada como un medio necesario para intervenir directamente en los actos políticos, y era reflejo de la importancia del concejo en la política del reino.
La primera impronta conocida del sello del concejo de Estella data de 1246, aunque la matriz puede ser anterior. Y la primera impronta de sello que lleva la estrella dentro de un escudo data de 1386.
Las expresiones más antiguas atribuyen la titularidad del sello a la vecindad, y una variante, que representa un avance al atribuir a las villas usos y cualidades exclusivas de las personas naturales, cita al concejo: sigillum venerabilis concilii Stelle (sello del venerable concejo de Estella), en nuestro caso. Pero no siempre sucede así: también hay sellos sin leyenda.
En nuestra ciudad, además del sello del concejo, en 1274-1276 tenían el suyo propio los barrios de San Miguel y de San Pedro de Lizarra (actuaban como uno solo), la parroquia de San Juan, y la aljama de los judíos. No consta que el burgo de San Martín tuviera su propio sello; quizá, porque al ser el primer y más importante burgo, considerara como propio el del concejo.
Los sellos más antiguos recogen la imagen de torres, murallas, patronos religiosos o figuras evocadoras del nombre del concejo. Estos últimos son "sellos parlantes" (un 20% de los conocidos en Europa lo son), como el de Stella = Estrella.
Otra singularidad nuestra es que solamente se conocen tres escudos en los que figura la representación del rey: con imagen ecuestre y leyenda (Rex regni rector, tibi sit Deus auxiliator) en dos de Estella (del concejo, en 1246, y el conjunto de San Miguel y San Pedro de Lizarra en 1274), y con imagen mayestática en uno de Lanz (1328).
Si de la cera pasamos a la piedra, arriba a la derecha vemos el primer escudo de la ciudad. Tiene diseño clásico apuntado, contorno resaltado, y llena su campo con una estrella de dieciséis rayos muy finos. Situado en las fachadas interior y exterior del convento de Santo Domingo, y colocado en la segunda mitad del siglo XIII, es la primera representación en piedra de los emblemas de los municipios navarros, y no se encuentran casos similares hasta el siglo XVI. A esta singularidad se añade que el emblema del concejo está enmarcado en un escudo, particularidad que hasta que en fechas mucho más tardías (todavía hacia 1330, en la catedral de Pamplona las señales concejiles se colocaron en campos circulares, sin enmarque) se admitió que las villas podían tener escudo de armas, sólo se da en los emblemas personales.
Arriba a la izquierda, escudo existente en el cerramiento de un huerto a la entrada de Estella, al pie del Camino de Santiago. Algunas personas le atribuyen una gran antigüedad, que no la creo ni la he visto documentada, y un origen mozárabe que ignoro en qué puede estar basado. Al surgir la polémica citada, otros piensan que de él se ha tomado el modelo, lo que no es cierto.
Abajo a la izquierda, escudo de la única puerta que se conserva de las murallas de la ciudad. Colocado en el siglo XVI, la estrella está inscrita en un contorno muy resaltado y grueso, lo que le da aspecto de rueda (ésta, universalmente, casi siempre se ha representado con ocho radios).
Abajo a la derecha, escudo procedente de la fachada del hospital Nuestra Señora de Gracia que decora el zaguán del Ayuntamiento. Tiene grabada la leyenda "Año de 1746". Es el primer escudo de la ciudad con bordura (delgada faja que rodea al emblema principal) en la que figuran las cadenas de Navarra. Algunos creen que la bordura de cadenas corresponde a las ciudades por el mero hecho de serlo, pero no es cierto: son donación real, salvo que sea una utilización no ajustada a derecho.
Según la heráldica municipal navarra, el escudo de Estella "Trae de gules (rojo) y una estrella de oro de ocho puntas. En bordura, también de gules, las cadenas de Navarra de oro".
Arriba vemos el escudo bordado más antiguo de los que se conservan en la ciudad, y del que proceden la mayoría de los ahora utilizados. El paso del tiempo ha hecho perder color a sus metales, y el plateado de estrella y cadenas puede deberse a la utilización de hilo de plata sobredorada que ha perdido el baño. A pesar de su relativa antigüedad, no deja de ser una aberración heráldica, pues las cadenas del escudo de Navarra debieran estar sobre fondo rojo.
Además, hay que tener en cuenta que una regla fundamental de la heráldica, en vigor desde los años 1150, divide los colores en dos grupos: blanco y amarillo (metales) el primero; rojo, negro, azul y verde (colores) el segundo, y prohíbe yuxtaponer o superponer dos esmaltes que pertenezcan al mismo grupo. Por tanto, no es correcta la combinación amarillo-blanco o gris-blanco que figura en la bordura de los escudos de Estella que se vienen utilizando. En cuanto al verde-blanco, tampoco son los colores de Navarra.
Escudos barrocos sobre la fachada del antiguo Ayuntamiento de la ciudad, hoy sede de los Juzgados. Son del mismo siglo que el situado en el zaguán del actual Ayuntamiento, y llenan su campo con parecido diseño, si bien la estrella es más fina y de rayos más largos.
Situado en el mismo edificio que los de la fotografía anterior, tiene el campo cuartelado con las cadenas de Navarra (1-4) y las lises de Francia (2-3), lo que llama la atención, pues en tiempos en los que se colocaban las armas de la monarquía española, los estelleses pusieron en su Ayuntamiento las de Navarra y Francia, tal y como se usaron durante un corto periodo del siglo XIV. Este hecho, a mi entender, no es anecdótico, sino que reivindica el origen de la ciudad, y, sobre todo, su condición "agramontesa".
Lleva una bordura con las hojas de castaño que utilizó Carlos III el Noble, y, bajo campo y bordura, dos escudetes con el emblema de la ciudad.
En este escudo y en los de la fotografía anterior se ven restos de la pintura lanzada por bárbaros gamberros (hace pocos años también fue atacado con una bomba de escasa potencia) que al parecer quieren construir una nueva patria sobre los escombros de la que pretenden tomar como modelo.
Parte superior del tímpano de la iglesia del Santo Sepulcro, en el que se ven restos de la policromía original. En el centro, Cristo crucificado. A sus pies, Longinos y Stéfanos, junto a ellos la Virgen y San Juan, y, en los extremos, los dos ladrones (Dimas, el bueno; Gestas, el malo) que con él fueron crucificados. En el arco, el sol y la luna, y, bajo los brazos de Cristo, dos estrellas de siete puntas (como curiosidad, señalaré que la medalla que llevan los corporativos en sus actos oficiales tiene una estrella de siete puntas).
Sobre su fecha de realización no se ponen de acuerdo los estudiosos, dándose como probables las de 1272 y las primeras décadas del siglo XIV.
Puerta de la Basílica del Puy, construida alrededor de 1783, y derribada hacia 1950. En el centro del frontón que la corona puede verse, en un medallón circular, la estrella que representa a la ciudad.
Arriba, dintel procedente de los antiguos corrales y mataderos de la ciudad, situados en la margen derecha del Ega junto a los edificios que flanquean la presa de Curtidores. Hoy está situada a la entrada del parque de Los Llanos.
Abajo, coronación de la portalada de acceso a la antigua Plaza de Abastos. Hoy decora un jardín en los accesos a la ciudad. La labra fue realizada en la primera década del siglo XX.
Macero que acompaña a la corporación en las salidas oficiales (actos religiosos, fundamentalmente). Presenta una curiosa combinación de los emblemas de Estella y Navarra, cuya procedencia veremos más adelante.
Tiene como anomalía el color blanco de la estrella, que debiera ser amarilla.
Arriba a la izquierda, clave del convento de Santo Domingo de Estella, del último tercio del siglo XIII, en la que se representa la figura ecuestre del rey Teobaldo II. Las dos estrellas de ocho puntas que vemos en el campo figuraban también en el sello secreto del citado rey.
Arriba a la derecha, clave en el transepto sur de la iglesia de San Miguel. En ella vemos un obispo en actitud de bendecir, con dos estrellas de ocho puntas a los lados. Unos, a mi parecer con poco fundamento, lo atribuyen a San Blas, y otros ven en ella la imagen de Nicolás de Echávarri, obispo de Pamplona (ver en esta web el reportaje Nicolás de Echávarri), natural de Estella y asesinado durante las guerras civiles del siglo XV.
Abajo a la izquierda, estrella esculpida en una modesta fuente situada al comienzo de la calle Valdegoñi. Sobre ella, un gamberro ha pintado una A inscrita en un círculo.
Abajo a la derecha, parte superior de una estela funeraria romana empotrada en los muros de la iglesia de San Pedro de Lizarra. Puede que la estrella sea un simple elemento decorativo, o, quizá, el nombre de la ciudad proceda de fecha muy anterior a la que actualmente se cree.
En el centro, timbalero del cortejo que acompaña a la corporación en sus salidas oficiales. A la izquierda, el macero cuya imagen hemos visto anteriormente, y, a la derecha, un guardia de respeto.
El escudo de la ropa del timbalero tiene el mismo error (estrella blanca) que anteriormente hemos visto en la del macero, mientras que el del timbal lleva los colores correctos.
A la izquierda, escudo de la ciudad en una fuente, fechada en 1920, situada en la plaza San Francisco de Asís.
A la derecha, remate de la fuente renacentista de la plaza de San Martín, datada en la segunda mitad del XVI. Conocida como fuente de la Mona, es un león el que sostiene el escudo con los emblemas de Estella y de Navarra. La estrella semeja una flor con pétalos y corola.
Escudo combinado de Estella y Navarra que figura en el gorro de los clarineros y timbaleros que acompañan a la corporación en sus salidas oficiales.
De los tres ejemplos que hemos visto, es el único que lleva los colores correctos (estrella amarilla).
Dos composiciones de los emblemas de Estella y Navarra. El de la derecha, fechado en 1670, procede de la Santa Casa de la Misericordia, y hoy puede verse en la fachada de una casa junto al puente de San Martín o del Azucarero.
El de la izquierda, de madera policromada y fechado en 1571, cuelga en el despacho de la Alcaldía. Es de este escudo, de composición más pesada y menos agradable que el anterior, del que se ha tomado modelo para elaborar el del cortejo que acompaña a la corporación, y que hemos visto en tres fotografías anteriores.
Bajo el reloj, en la clave del arco rebajado, las armas de Estella con bordura de Navarra (hay un escudo similar en el edificio construido en Mercado Viejo a mediados del siglo pasado para albergar a los mandos del cuartel; es el único que no reproduzco en este reportaje).
Reposteros en el balcón del actual Ayuntamiento. En el de la izquierda, como corresponde a las leyes de la heráldica, la bordura lleva las cadenas de Navarra sobre fondo de gules (rojo).
En el de la derecha, por el contrario, las cadenas de Navarra, en blanco, están sobre fondo gris. Esta composición es una aberración total: ni las cadenas del escudo de Navarra son blancas, ni el color gris existe en heráldica, ni la combinación blanco-amarillo es aceptada.
Esta aberración, que se ha trasladando a todos los escudos que se utilizan en la ciudad, procede de la incorrecta interpretación del escudo bordado que vemos en la tercera fotografía de este reportaje.
A la izquierda, estrella de seis puntas, inscrita en un cordón, con flor en el centro y entre los rayos. De finales del siglo XII, puede verse en una de las claves de la portada de San Pedro de Larrúa.
A la derecha, bóveda estrellada de la sacristía vieja de la iglesia de San Juan Bautista. Del primer tercio del siglo XVI, en ella vemos cuatro medallones con estrella de ocho puntas, y otro con las aspas de San Andrés, patrón de la ciudad.
Según los heraldistas, el número de figuras iguales en un escudo, o de rayos en una estrella, no alteran su significado ni su atribución. Por eso, como podemos ver, y según las épocas, la estrella de la ciudad ha oscilado entre dieciséis y cinco rayos, aunque lo normal y reglado es que lleve ocho. Su forma también ha sufrido variaciones a lo largo de los siglos.
Escudos de la ciudad en los pañuelos de fiestas. El de abajo en el centro corresponde al utilizado por la banda de música, por lo que no entra en este análisis.
De los restantes, el único que tiene los colores correctos es el del centro de la línea superior.
Portada de la iglesia de San Miguel Arcángel. Bajo el arco y sobre las figuras, una estrella rodeada por un círculo que penetra. Una rosa en el centro, y dos pequeñas estrellas en los extremos.
Las estrellas, como en trabajos de cestería, están formadas por un cordón que se entrelaza. Bajo ellas, dos personajes con filacteria en la que se lee TADEUS, izquierda, y SMO (N)... (Simón, quizá), derecha. En la parte inferior, dos personajes del Nuevo Testamento, con libro, y dos del Antiguo, con pergamino.
Arriba a la izquierda, escudo pintado existente en las dependencias del Ayuntamiento (hay dos iguales), con las cadenas de Navarra sobre fondo incorrecto.
El de arriba a la derecha, en madera policromada y correcta combinación de colores en armas y bordura, cuelga en el Salón de Plenos del Ayuntamiento.
Abajo a la izquierda, escudo en la vidriera de las escaleras del Ayuntamiento. Colocado a principios del siglo XX. Presenta colores correctos.
Abajo a la derecha, otro ejemplo de la aberración a que he hecho referencia anteriormente, y que, en este caso, corresponde a la bandera que utiliza la corporación en sus salidas oficiales.
Comenzaba este reportaje señalando la polémica suscitada por la colocación del escudo en el pavimento de la plaza de la Coronación (en la foto), centrada, según recogía la prensa el pasado mes de noviembre, en si las puntas de los rayos debían ser afiladas o romas. Detalle, como se ha visto, intrascendente, mientras que lo que llama la atención, aparte de los incorrectos colores de la bordura, es la defectuosa realización de la estrella. Obsérvese que los rayos no guardan simetría, hay una punta rota, las líneas que configuran los rayos son de trazado irregular, entre los ángulos interiores los hay en punta y redondos, etc.
Es una fenomenal chapuza, que, además, con humedad, lluvia, nieve o hielo, ofrece el riesgo de patinar en su pulida superficie. ¿A qué se debe tan incorrecta ejecución? La prensa, haciéndose eco de algunas opiniones, señalaba que el modelo podía ser el escudo que figura en la segunda fotografía, arriba a la izquierda. Pero no es así. El modelo se ha tomado de un escudo bordado (compárese con el escudo inferior derecho de la fotografía anterior, y con los dos inferiores de la fotografía siguiente), y muestra las irregularidades propias de su labor. Irregularidades que no tienen importancia en un bordado de regular o pequeño tamaño, pero adquieren categoría de tremenda chapuza cuando se amplía considerablemente y pierde los detalles de las puntadas.
Todo el mundo se puede equivocar al no prever el defecto, pero no tiene justificación el haber dado el visto bueno a una plantilla en la que perfectamente se tienen que ver las irregularidades. Por eso, lo correcto es que se cambie, y el coste de la renovación se reclame a quienes dieron el visto bueno, con la entonces alcaldesa Mª José Fernández a la cabeza.
Escudos que pueden verse en los vehículos municipales y en los paneles explicativos de Los Llanos y la Vía Verde, todos ellos incorrectos. En los dos inferiores se aprecian claramente las irregularidades que se observan en el que ha motivado este reportaje.
Dada la brevedad de algún pie de foto, en éste y, en alguno de los siguientes, permítaseme hacer varias consideraciones sobre la simbología de los elementos y colores del escudo, tomados del Diccionario de los Símbolos, de Chevalier y Gheerbrant.
El color amarillo, amplio y cegador como la colada del metal fundido, es el más caliente y expansivo. Representado en formas estrelladas, es símbolo del sol que atraviesa el azul del cielo y llena la tierra de claridad y luz de oro. Representa la eternidad, la juventud y la fuerza, es el color de los dioses y el de la riqueza. De oro eran las manzanas del Jardín de las Hespérides; Zoroastro significa "astro de oro brillante", Om, el verbo divino de los tibetanos, tiene el calificativo de "dorado"; Vhisnú viste hábitos amarillos, y el huevo cósmico de Brahma brilla como el oro; es atributo de Mithra en Persia, de Apolo en Grecia, y en la India, considerado como "luz de oro", es mediador entre los hombres y los dioses. Siendo de esencia divina, se convierte en atributo de los reyes para proclamar el origen divino de su poder. Es el color de la Eternidad; con palmas amarillas se festeja la entrada de Cristo en Jerusalén, y con aureola dorada asciende al cielo al encuentro del Padre.
El primer testimonio conocido de sellos del rey de Navarra establecidos en las villas data del 4 de noviembre de 1297, cuando los representantes del reino, reunidos en nuestra ciudad, reconocen haber recibido 5.000 libras de sanchetes "para cosas del servicio del pueblo del reino de Navarra y principalmente para la misión de ir a Francia a ver al rey y a la reina doña Juana a demandar fueros, costumbres y franquezas". Para mayor efectividad y garantía pusieron en la carta el sello del rey establecido en Estella.
En 1305 también tenían sello real Pamplona, Tudela, Sangüesa y San Juan de Pie del Puerto. En 1318 se añaden los de Viana, Puente la Reina, Monreal, Lumbier, Los Arcos, Laguardia y Larrasoaña. En 1368 el de Urroz, en 1392 el de Aoiz, en 1424 el de Tafalla, y en 1459 el de Cárcar.
En cada localidad el sellador se titulaba "tenedor y guarde del sello del rey puesto en...(Stelle, Laguardia...)", y su leyenda era, generalmente, Sigillun regis Navarre statutum... (Pampilone, Stelle...)". Desde el reinado de Teobaldo II las improntas se realizan siempre en "cera bermeja" (roja), con frecuencia colocada sobre una base de cera natural para abaratar el gasto del "incausto" utilizado para colorearla.
En los representados en la fotografía superior, correspondientes a Estella, el escudo real está dentro de una figura estrellada y, además, en el de la derecha se ven dos estrellas en los alvéolos de la que circunda el emblema real. Hay que tener en cuenta, que de todos los sellos establecidos en las villas, sólo los de Pamplona y Estella añaden a las armas reales el emblema de la localidad.
En el capitel del palacio románico de Estella que escenifica la lucha entre Roldan y Ferragut, y mientras los caballeros cristianos llevan escudo normando, los caballeros árabes portan escudo redondo, o rodela. En el de la izquierda se representa claramente una estrella, y en el de la derecha la rosa central está rodeada de una figura estrelliforme.
Aunque en este tipo de representaciones existe la tendencia a identificar a los guerreros infieles o enemigos mediante escudos redondos, mientras que los caballeros cristianos usan de tipo normando (forma almendrada), a mi juicio existe un cierto parecido entre la decoración de estos escudos y la de los sellos anteriores.
El color rojo simboliza el fuego y la sangre, y para muchos pueblos, por estar ligado a la vida, es el primero de los colores. Es el color del fuego central del hombre y el de la tierra, el del atanor de los alquimistas, el de la piedra filosofal, y el del carbúnculo que forma la esencia del escudo de Navarra. Es el color del alma y el del corazón, el de la ciencia y el del conocimiento esotérico (los iniciados a los misterios de Cibeles recibían sobre el cuerpo la sangre de una toro). La Galia rendía honor a un Marte "Rudianus" (rojo), y entre los Celtas se decía que un joven estaba rojo para significar que era hermoso. Era el color de los emperadores romanos y bizantinos y, convertido en símbolo del poder supremo, Justiniano condenó a muerte al comprador o vendedor de un paño púrpura. El gules (rojo) de los escudos de armas simboliza, entre las virtudes espirituales, el amor ardiente hacia Dios y hacia el prójimo, y de las virtudes humanas, la valentía y el furor.
Aunque la estrella puede ser un elemento bastante común en sellos y escudos, existe una tendencia en los estelleses a utilizarla en sus armas personales.
El de la parte superior izquierda es el sello céreo conjunto de las parroquias de San Miguel y de San Pedro de Lizarra, del año 1274, y circular de 86 mm. Tiene en el anverso una estrella de seis puntas, un leoncillo entre los rayos superiores, y, en el reverso (no he colocado su fotografía), una representación ecuestre del rey.
El del centro, línea superior, corresponde al convento de Santa María de Salas. Es polilobulado, de 34 mm., y hay improntas entre 1381 y 1448. En el centro lleva las armas de la orden, a ambos lados, escudos con tres bandas, en la parte superior e inferior a cada estrella de ocho puntas.
Arriba a la derecha, sello de Pedro García, prior de la iglesia de San Pedro de Larrúa, de entre 1377-1381, circular de 20 mm. El campo, con forma de escudo, lo llena una estrella de ocho puntas.
Abajo a la izquierda, sello de Guillermo de Estella, canónigo de la catedral de Toledo, año 1256, biojival de 45 por 30 mm. Gorra masculina con gorro redondo, sobre la que hay una estrella de ocho puntas.
En el centro, abajo, sello de la abadesa de Santa María de Salas. Biojival de 53 por 32 mm., y con improntas entre 1382 y 1402. Figura la abadesa, en pie y con báculo, y sendas estrellas de seis puntas a cada lado.
Abajo a la derecha, sello de García de Estella, arcediano de Eguiarte, año 1257, biojival de 40 por 25 mm. Una cruz floronada y, bajo ella, una luna, una estrella, y una mano bendiciendo.
En el universo burgués de Estella, la familia que en mayor medida y con mayor ostentación usó la estrella fue la de los Echávarri. Antes hemos visto la clave en la que se cree que aparece el obispo Nicolás de Echávarri con una a cada lado. En la fotografía superior, el escudo central del palacio del Gobernador, perteneciente a esa familia burguesa, luego ennoblecida.
La estrella tiene carácter celeste y simboliza el espíritu. La de cinco brazos representa el microcosmos humano; la de seis, el abrazo del espíritu y la materia, y representa el judaísmo (escudo de David o sello de Salomón); la de siete, la armonía del mundo. Para el Antiguo Testamento, las estrellas obedecen a los caprichos de Dios, y los anuncian. No son seres inanimados, sino que un ángel vela sobre cada una de ellas, así, el Apocalipsis habla de estrellas caídas del cielo como si hablara de ángeles caídos. Daniel, al describir la suerte de los hombres en la Resurrección, utiliza el símbolo de la estrella para caracterizar la vida eterna de los justos. La "estrella de Belén" es considerada como una concesión de la Iglesia naciente al pensamiento astrológico entonces dominante, y es sucesora de fenómenos cósmicos extraordinarios análogos que precedieron al nacimiento de casi todos los "Hijos de Dios".
Estrella es el nombre de la divinidad gala Sirona, y otra divinidad gala, Arianrhod (rueda de plata), sirve para designar la constelación "Corona Borealis", y su simbología como "ventanas del mundo" domina todo el hemisferio boreal. Para los incas, todos los hombres y los animales están representados en el cielo por estrellas, que actúan como si fueran su "segunda materia", y fueron establecidas allí por el Creador "para velar por la conservación y el aumento de las especies".
Arriba a la izquierda, sello de Juan de Arguiñáriz, tendero, año 1365, circular de 21 mm. Campo llano con bordura componada, todo ello rodeado por una estrella de entrelazos y 12 puntas.
Arriba en el centro, sello de Enrique Beltrán, año 1388, circular de 20 mm. En el campo, banda acompañada de dos estrella, y todo él rodeado por una estrella de entrelazos y 8 puntas.
Arriba a la derecha, sello de García Pérez de Estella, guarda del peaje de Pamplona, Almirante del Burgo de San Cernin de la capital navarra, y conocido como "García del Peaje". Año 1362-1380, circular de 22 mm. Campo cuartelado, 1 y 4 una estrella de seis puntas, 2 y 3 un lobo, todo ello enmarcado en una figura estrellada.
Abajo a la izquierda, sello de Judas Leví, judío, comisario mayor y recibidor de la ayuda o imposición. Año 1366-1370, circular de 21 mm. Un toro y una estrella en el campo.
Abajo en el centro, sello de Sancho García de Estella, año 1365, circular de 20 mm. En el campo una estrella de seis puntas, y todo ello inscrito en una figura estrellada.
Abajo a la derecha, sello de Juan de Lizarra, año 1376-1431, biojival de 43 por 26 mm. En hornacina, una Virgen sedente con el Niño, a cada lado tres estrellas de seis puntas, y debajo una persona orando.
El octógono, según San Ambrosio, simboliza la Resurrección, y el número ocho es universalmente conocido como el del equilibrio cósmico. Es el número de las direcciones cardinales, el de la rosa de los vientos, y, generalmente, el de los radios de la rueda, desde la céltica a la búdica. Los brazos de Vishnú son ocho, y corresponden a los ocho guardianes del espacio. Es el número de los planetas, y de las formas de Shiva. En Japón significa lo múltiple e innumerable que forma parte de una entidad.
El octavo día sucede a los seis de la creación y al de descanso, anunciando la era futura eterna con la resurrección de Cristo y del hombre. Es el número del Nuevo Testamento, y el octógono configura el Santo Sepulcro de Jerusalén.
Arriba a la izquierda, escudo clásico con punta conopial y tiracol (tiracol: correa del escudo con la que se colgaba al cuello. Con el clavo del que pendía en las casas, formaba parte de los primeros escudos esculpidos en piedra, dando la sensación de colgar de la pared como si fuera el utilizado en la guerra. En "Le Chevalier de la Charrette", escrita por Chrétien de Troyes entre 1177-1181, se narra que Lancelot colgó a la puerta de la posada su escudo rojo, según era costumbre). En el campo cinco estrellas de ocho puntas y bordura de aspas. Se atribuye a la familia Echávarri, y puede verse en una casa de la calle San Nicolás.
Arriba a la derecha, escudo de la tapa de un sepulcro en un lucillo en la fachada del Santo Sepulcro. Partido, con una estella de ocho puntas y un lobo en cada lado. Se cree que pertenece a la familia de García Pérez de Estella (García del Peaje), de quien hemos visto anteriormente un sello.
Abajo a la izquierda, escudo procedente de un edificio de la plaza de los Fueros, que hoy puede verse en una caseta en las huertas de Valdelobos. No se a qué linaje pertenece, pero, buscando analogías, la media luna y la estrella de ocho puntas forma parte del escudo de Villaba, población que en su fundación recibió el fuero del burgo de San Nicolás de Pamplona. También forma parte del sello de este burgo, por lo que veo una tendencia de las poblaciones de francos por el uso de la estrella.
Abajo a la derecha, lápida sepulcral existente en el altar mayor del Santo Sepulcro. Cuartelado: 1 y 4 una estrella de ocho puntas, 2 y 3 un bandado de ocho. Lleva la inscripción "LOS ECHAVARIS DE ESTA VILLA DE ESTELLA AÑO DE MCCCCLXV".
Arriba a la izquierda, sello del convento de San Agustín, años 1366- 1431, biojival de 39 por 23 mm. En el campo, una estrella de ocho puntas ante un báculo, y bajo ella una persona orando.
Arriba en el centro, sello de Gil López, prior del convento de Santo Domingo, año 1416, circular de 21 mm. Un campo con rastrillo, rodeado por una estrella de ocho puntas.
Arriba a la derecha, sello del convento de San Francisco, año 1277-1446, biojival de 45 por 29 mm. En hornacina, San Francisco predicando a tres aves, y dos estrellas.
Abajo a la izquierda, sello de Tomás de Ruesta, prior de San Pedro de Larrúa, de la orden de San Juan de Jerusalén, año 1304, biojival de 46 por 27 mm. Ante San Pedro, un fraile arrodillado con dos llaves en las manos. Bajo ellos un escudete con cinco bezantes Tiene tres estrellas: una en la parte superior, y dos a los lados del escudete.
Abajo en el centro, prior del convento de Santo Domingo, año 1366-1390, biojival de 43 por 23 mm. El prior con ropa talar y bastón, y una estrella de seis puntas a cada lado.
Abajo a la derecha, sello del convento de Santo Domingo, año 1277-1412, biojival de 46 por 29 mm. Bajo un doselete, escena de la Epifanía con una estrella de ocho puntas.
En la fotografía vemos un sello del "Burgo de San Cernin" y de la "Población de San Nicolás" de Pamplona. Barrios poblados por francos y enfrentados a la Navarrería, en la que residían las personas no enfranquecidas, generalmente de origen navarro. En todos los sellos conocidos aparecen las torres de un castillo, con una media luna y una estrella de ocho rayos en el campo, y San Nicolás, patrono de los Burgos pamploneses (en otras improntas aparece la tripulación del barco y una serpiente marina bajo el casco), en un barco que navega en medio de la tempestad.
Conocido en oriente como Nicolás de Mira por haber sido obispo de esa ciudad turca, y en occidente como Nicolás de Bari por haber sido trasladadas sus reliquias a esa ciudad italiana, la imagen que de él vemos en los sellos pamploneses alude a uno de sus milagros más conocidos: implorado por la tripulación de un barco que está a punto de naufragar, se les aparece y calma las aguas. Por este milagro, a su patronazgo sobre Rusia, Grecia y Turquía une el de ser patrón de los marineros del Mediterráneo oriental.
Como ya hemos visto a lo largo de este reportaje, los motivos de los sellos de las poblaciones importantes eran reproducidos por numerosas entidades, vecinos, y también por poblaciones que aceptaban su liderazgo o sobre las que ejercía influencia. Como en los tiempos en los que se formaron los primeros burgos navarros el de San Martín de Estella era el primero y más importante, es posible que su estrella fuera adoptada por otras comunidades de francos, entre ellas las de San Cernin y San Nicolás en Pamplona, al igual que lo hicieron los francos de San Miguel de Estella.
Documento de la Junta de los Infanzones de Obanos (constituida a principios del siglo XIII por clérigos, poblaciones y caballeros para defender sus derechos, perseguir a los malhechores, y controlar la política de el Rey. Activa hasta 1328, es considerada como una de las primeras instituciones "democráticas" de Europa) del que cuelgan numerosos sellos. En el centro, del color de la cera virgen envejecida, el de la Junta de los Infanzones (libro de las Sagradas Escrituras sobre el que descansa una cruz de doble traversa de procedencia aragonesa. Sobre él, doce manos en actitud de emitir un juramento).
En el centro derecha, próximo al anterior y con el mismo color, el sello con la estrella de Estella. Entre los dos citados, en la parte superior y de color verde, el correspondiente a los burgos pamploneses (se ve con claridad el barco y la estrella). Obsérvese su gran tamaño: Estella utilizaba sello de 83 mm., mientras que el de Roncesvalles era de 68, el de Laguardia de 64, el de Tudela de 70, el Tafalla de 53, y mucho menores los de los caballeros y demás pueblos (entre 35 y 38 mm.).
Nota: este reportaje no hubiera sido posible sin la consulta de:
"Sellos Medievales de Navarra", de Faustino Menéndez Pidal, Esperanza Ochoa de Olza y Mikel Ramos.
"Emblemas Heráldicos en el Arte Medieval Navarro", de Javier Martínez de Azagra y Faustino Menéndez Pidal.
También se ha consultado la "Historia Simbólica de la Edad Media", de Michel Pastoureau.
Mi agradecimiento a Begoña Ganuza por las facilidades dadas para fotografiar todos los escudos de las dependencias municipales.
enero 2008